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dilluns, 6 de setembre del 2010

Amb el consentiment verbal n'hi ha prou per canviar un tractament!









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El Tribunal Suprem ha absolt la Consejería de Aragón de la demanda dels pares d'una de menor per no haver estat informats del canvi de medicació que va sofrir la seva filla i les seqüeles que li va produir.
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Idees Claus
1.- El tribunal reconeix com a vàlida la informació verbal i la del prospecte.
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2.- La Llei d'Autonomia del Pacient reconeix que "el consentiment informat és verbal per regla general".
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L'article 9.2 de la norma assenyala que només s'ha de deixar per escrit "en casos d'intervencions quirúrgiques, procediments diagnòstics i terapèutics invasors i, en general, procediments que suposen riscs o inconvenients de notària i previsible repercussió negativa sobre la salut del pacient".
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3.- Amb aquest recordatori, la Sala del Contenciós-administratiu del Tribunal Suprem ha desestimat la reclamació dels pares d'una menor contra la Conselleria de Salut del Govern d'Aragó per no ser informats del canvi en un tractament mèdic, després del qual la seva filla va sofrir la síndrome de Stevens-Johnson.
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Més informació en Castellà de la sentència:
Efectos adversos
Los familiares de la pequeña reclamaban el pago de una indemnización de 665.031 euros por lo que consideraban una negligente actuación sanitaria en el tratamiento de la epilepsia de la niña.
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En la demanda se alegaba que no existía ningún documento escrito del consentimiento informado que reconociera que los padres de la menor fueron informados del cambio de fármaco.
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La sentencia reconoce la omisión del documento del CI, pero señala que no era necesario, pues con la información verbal ofrecida a los familiares era suficiente.
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El fallo del Tribunal Supremo, recoge que "en el presente caso no se estaba en situación de exigir un consentimiento escrito de los padres de la niña y puede presumirse que nada opusieron al enterarse del cambio de medicación que estuvo motivado por la intolerancia" de la menor al fármaco.
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El alto tribunal reconoce probado que los padres sabían del tratamiento que estaba recibiendo su hija y de la reacción alérgica que éste le estaba ocasionando.
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Ni siquiera el tribunal da la razón a los familiares de la menor al alegar que no sabían los efectos secundarios que podía producirle el nuevo tratamiento. En este sentido la sentencia es tajante al reconocer que "la posibilidad -rara- del efecto secundario que desgraciadamente se produjo consta por escrito con toda claridad en el prospecto del medicamento".
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De los informes de dos pediatras aportados al juicio, el tribunal da por acreditado "que el síndrome de Stevens-Johnson [...] es un grave efecto secundario derivado del consumo de lamotrigina [fármaco suministrado a la menor] imprevisible, no existiendo ningún dato que permita sospechar de forma anticipada qué personas pueden desarrollar esta patología".
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En conclusión, el Tribunal Supremo ha respaldado la actuación facultativa, al no quedar probado que incurrieran en ninguna violación de la lex artis, pues los médicos informaron a los padres de manera verbal del cambio de medicación y la patología que le sobrevino a la paciente figuraba en el prospecto. "
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