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divendres, 4 de març del 2016

Diagnosticar a partir del llenguatge

 




Les alteracions del parlar que causen certes malalties podrien utilitzar-se com a indicadors.
 

Font original en Castellà:
 
En el futuro, el médico tal vez nos pedirá que digamos algo más que «treinta y tres». Varios equipos de neurocientíficos, psiquiatras e informáticos están investigando hasta qué punto el uso del lenguaje por parte del paciente puede aportar pistas para el diagnóstico, antes de efectuar una sola prueba de laboratorio. La creciente potencia de cómputo y los nuevos métodos para medir la relación entre el comportamiento y la actividad del cerebro han dado pie a tales iniciativas. A pesar de que las pruebas basadas en la palabra hablada podrían no ser tan precisas como la secuenciación genética o las imágenes de resonancia magnética (RM), el análisis de un enorme volumen de datos lingüísticos podría resultar de utilidad en las enfermedades que carecen de claros indicadores biológicos.
 
PSICOSIS
Psiquiatras de la Universidad de Columbia entrevistaron a 34 adultos jóvenes con riesgo de psicosis, un signo frecuente de la esquizofrenia que incluye delirios y alucinaciones. Dos años y medio después, cinco terminaron padeciendo psicosis y los demás no. Un algoritmo especialmente diseñado escrutó colectivamente las entrevistas iniciales con el propósito de descubrir rasgos lingüísticos que distinguieran un grupo de otro y halló que la psicosis aparecía relacionada con frases más breves, pérdida de congruencia entre el significado de una frase con la siguiente y menor utilización de las palabras «ese/esa», «qué» y «cuál». Cuando se ensayó más tarde en una entrevista con cada participante, el programa predijo con pleno acierto quién acabaría sufriendo psicosis. Los resultados acaban de ser publicados en Schizophrenia y en estos momentos se lleva a cabo una segunda tanda de pruebas con otro grupo de individuos en riesgo.

 
ENFERMEDAD DE PARKINSON
Veintisiete participantes en un estudio de la argentina Universidad Favaloro escucharon frases con verbos relacionados con posturas concretas de la mano (como aplaudir o propinar puñetazos). Tan pronto como entendían la frase, pulsaban un botón al tiempo que mantenían las manos abiertas o cerradas en puño. Las personas sanas respondieron más rápidamente cuando el verbo y la postura de la mano eran concordantes (plana en el caso de aplaudir o con los dedos cerrados si se hablaba de golpear) con respecto a cuando no lo eran. En cambio, los afectados por los primeros estadios del párkinson no mostraron diferencias en el tiempo de reacción. Esas desconexiones podrían servir como indicadores precoces de la enfermedad que precederían a los problemas graves. En estos momentos se está efectuando un estudio similar con personas sanas pero portadoras de una mutación vinculada con el párkinson.

 
ESCLEROSIS LATERAL AMIOTRÓFICA (ELA)
La ELA es un trastorno neuromuscular que puede acabar deteriorando la facultad del habla a causa de la debilidad muscular. Un nuevo estudio dirigido por Sharon Ash, de la Universidad de Pensilvania, demuestra que la enfermedad también podría alterar el correcto uso de la gramática. Se pidió a 45 personas que narraran de viva voz los acontecimientos plasmados en una secuencia de 24 fotografías. Los pacientes con ELA dejaron más frases incompletas («Y está enojado porque...»), omitieron más determinantes («Búho voló alrededor») y cometieron más errores en el tiempo verbal («Y el ciervo lo empujará al precipicio»), con respecto a los controles sanos. Las imágenes de RM mostraron que las personas que incurrían en más errores gramaticales presentaban un deterioro más acusado de las regiones del cerebro donde reside el lenguaje. Todo apunta a que el análisis gramatical podría ser un modo relativamente simple de valorar la aparición y la gravedad de la enfermedad. En un estudio de seguimiento en curso, Ash y sus colaboradores están analizando narraciones más breves de los pacientes a los que se muestra una fotografía.


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