Font original en Castellà de Cosas del PAC
Realmente traigo los resultados de este estudio más para la reflexión
que para cambiar nuestra práctica habitual. Una vez más se pone en
"solfa" esa "costumbre" que tenemos de tratar casi cualquier cosa con
antibióticos, para luego interpretar como "éxito" de nuestra actuación
lo que ha sido simplemente la evolución normal del proceso.
Os dejo la traducción de la interpretación de Minerva: L’ibuprofène comme alternative aux antibiotiques en cas d’infection urinaire non compliquée ?
Question clinique
Chez
les femmes adultes présentant une infection urinaire non compliquée, un
traitement par ibuprofène peut-il diminuer le nombre de prescriptions
d’antibiotiques sans allonger la durée des symptômes et sans accroître
le risque de rechute et de complications graves ?
Era de esperar que el uso de antibióticos
en este estudio fuera menor en el grupo de ibuprofeno que en el grupo de
fosfomicina. Es importante tener en cuenta que las dos terceras partes
de mujeres que recibieron ibuprofeno inicialmente no necesitaron
antibióticos después de la aleatorización. Tanto a nivel individual como
social, este hecho es muy relevante, pero no es realmente nuevo.
Estudios anteriores han demostrado que el 54% de las personas con ITU no
complicada también sanó igual con placebo que con los antibióticos.
La no inferioridad de fosfomicina frente a
ibuprofeno no pudo, sin embargo, demostrar para el tratamiento de los
síntomas. Los síntomas duraron en promedio un día más con ibuprofeno que
con fosfomicina. Sin embargo, hay que calificar la relevancia clínica
de este hallazgo, ya que podemos rastrear esta diferencia de otras
enfermedades: por ejemplo, esto corresponde a la diferencia en la
duración de los síntomas entre el tratamiento con antibióticos y
tratamiento sin antibióticos en la angina aguda estreptococos.
En el grupo de ibuprofeno, hubo más casos
de pielonefritis. La diferencia con el grupo fosfomicina no fue
estadísticamente significativa, pero tal vez el estudio no tenía, el
poder suficiente para detectar una diferencia en términos de efectos
adversos graves. Un estudio anterior controlado con placebo no mostró
diferencias estadísticamente significativas en comparación con el
producto de referencia con respecto a los eventos adversos graves.
Tras
el sesgo de selección, debido al hecho de que las mujeres con síntomas
más graves tenían menos probabilidades de ser incluido (porque se
negaron a participar en el estudio), podemos sospechar aún mayor
diferencia entre el ibuprofeno y la fosfomicina en cuanto a la carga de
los síntomas y la aparición de efectos adversos graves. Por otro lado,
la dosis de ibuprofeno para adultos fue menor a la habitual. Continuando
el recorrido intelectual de los autores, es cuestionable si la pequeña
diferencia en la duración de los síntomas persisten con 3 x 600 mg de
ibuprofeno.
Como tantas otras
veces, concluyen que es un resultado a tener en cuenta en el
tratamiento de las ITUs no complicada leves/moderadas siempre
compartiendo con las pacientes la decisión.
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