Article original: "Doctor, si sólo es una firma..."
Dr. Jacinto Bátiz, presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Bizkaia
"Doctor,
si solo es una firma..." Esta suele ser la entradilla de quien solicita
un certificado médico de complacencia. Son bastantes la circunstancias
en las que nos es solicitado un certificado médico para certificar algo
que no se ajusta a la realidad clínica del enfermo:
- Padres
que acuden al médico para que certifiquemos el buen estado de salud de
su hijo para cumplimentar los trámites de matriculación en un centro
educativo (Colegio, Universidad...). Los padres acuden con el impreso
del certificado pero si su hijo, alegando que no puede acudir a la
consulta, no puede perder clases. En el historial que poseemos de su
hijo observamos que no hay ninguna anotación desde hace 5 años por lo
que nos negamos a cumplimentar el certificado si previamente no
exploramos y comprobamos que lo que vamos a certificar es cierto.
- Quien
acude solicitando que certifiquemos que padece una dolencia
(inexistente) para retrasar la asistencia a un juicio por recomendación
de su abogado.
- Quienes
acuden para poder argumentar una enfermedad (inexistente) ante la
agencia de viajes y le devuelvan el dinero que adelantó para ese viaje
del que ahora se ha arrepentido de contratar.
La
lista de situaciones de este tipo podrían continuar, pero creo que son
lo suficientemente representativas para contextualizar lo que deseo
reflexionar en este post. Nuestra negativa a realizar estos certificados
de complacencia nos dejan a los médicos en situación de "vaya borde, no
me ha querido hacer un pequeño favor. ¡Si total sólo es una firma! ¡Que
faena me ha hecho!"
Pero
lo que ha colmado el vaso de mi enfado ha sido cuando estos días,
previos a las elecciones, he recibido en mi consulta militantes de
distintos partidos políticos con un listado de algunos de mis enfermos
junto a su número de DNI, su fecha de nacimiento y una leyenda "no puede
acudir a votar por padecer...". Junto a este listado le han entregado a
mi enfermera un taco de impresos de certificados oficiales para
cumplimentarlos con los datos aportados. Ante esta situación me planteo
lo siguiente: no aportan fotocopia del DNI, no aportan consentimiento
escrito del paciente y aunque así fuera, ¿voy a entregar certificados
con las patologías de mis pacientes a cualquiera?. Compruebo el listado,
y observo que algunos a quienes tenía que certificar que no podían ir a
votar, habían venido a la consulta días antes sin ningún tipo de
incapacidad. Llamo a aquellos pacientes que considero que sí están
impedidos para poder ir a votar y les comento que deberá venir algún
familiar suyo para recorrer dicho certificado. En ningún caso se lo voy a
entregar a nadie extraño salvo que venga acompañado de su autorización
escrita.
Llegado este momento me permito hacer alusión a nuestro Código de Deontología Médica:
Art.20.1.-
"Cuando proceda o el paciente lo solicita, es deber del médico
proporcionar un informe o un certificado sobre la asistencia prestada o
sobre los datos de la historia clínica. Su contenido será auténtico y
veraz y será entregado únicamente al paciente, a la persona por él
autorizada o a su represente legal".
Art.20.3.- "Están éticamente prohibidos los certificados médicos de complacencia".
Desearía que estas situaciones nos hicieran reflexionar a todos:
-A
los médicos, para ser escrupulosos en nuestro ejercicio profesional no
solo con el fonendoscopio o con el bisturí, sino también con el
bolígrafo.
-A los pacientes, para que no exijan "estas chapuzas burocráticas" que le pondrían en una situación dificil al médico.
-A la sociedad en general, instituciones, partidos políticos... para que no induzcan a "banalizar" los actos médicos.
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