Excel·lent
entrada de Laura Rodríguez García i Guacimara Afonso Martín. Tenim una molt
bona selecció de documents per prendre decisions oportunes
Manuel es un residente empezando su cuarto año de residencia, que desde el inicio de su formación ha destacado por la dedicación a sus pacientes, estando siempre dispuesto a profundizar en sus problemas y a ayudarlos en todo lo que fuera necesario.
Durante su primera rotación por el centro de salud, cuando era R1, conoce a Juan, un paciente de 45 años con el que se comprometió especialmente debido a que, en el contexto de una enfermedad respiratoria aguda, le detectó un hipotiroidismo autoinmune y una diabetes mellitus. Lo cierto es que Manuel se entregó a fondo con el caso, dedicó tiempo a su estudio y control, y Juan le correspondió con esa fidelidad que muchos pacientes dispensan a los residentes. Era muy habitual que Juan preguntara al tutor si estaba don Manuel, así se dirigía siempre al residente, cuando acudía a la consulta por cualquier motivo de salud.
Un buen día acude a consulta la esposa de Juan, solicitando que le incluyera en la receta electrónica de su marido un antidiabético oral (de última generación) indicado por un endocrino privado. Manuel, algo sorprendido, preguntó por el motivo de haber acudido a un endocrino, ya que Juan estaba muy bien controlado (A1c 6,9%), y la esposa respondió que visitaba a ese mismo endocrino desde que le diagnosticaron lo del tiroides, hacía ya tres años.
Entonces Manuel, desconcertado y algo irritado, le manifestó que no estaba de acuerdo con ese tratamiento, que consideraba que su esposo no necesitaba ese medicamento y que, además, él no tenía ninguna obligación de prescribir medicamentos indicados por médicos ajenos al SCS.
Al día siguiente, Juan acude a consulta para reclamar de nuevo la receta del antidiabético oral. Como no tenía cita, entró en la consulta pasadas casi dos horas después de su llegada al centro. La entrevista transcurrió por cauces poco cordiales, hubo reproches por ambas partes y Manuel terminó diciéndole que, en adelante, prefería no seguir atendiéndole, dado que había demostrado poca confianza en él.
Al final de ese día, Manuel se reunió con su tutor, le contó lo ocurrido y su deseo de no seguir atendiendo a Juan en el futuro. “No me siento capaz” , le comentó. El tutor le respondió que se fuera a casa, descansase y que ya reflexionarían sobre lo acontecido durante los próximos días.
Analiza esta situación y documenta los argumentos.
Revisa el concepto de prescripción inducida y si la legislación actual ampara o no las decisiones que se tomaron durante la atención del caso: ¿Puede o debe un médico de familia recetar fármacos que él no ha indicado? ¿En qué circunstancias? ¿Puede o debe un médico de familia romper la relación con su paciente o viceversa? ¿En qué casos? ¿Y qué procedimientos deben llevarse a cabo?
Reflexiona a su vez sobre la situación planteada en términos de valores del médico de familia: céntrate sobre todo en el valor en la relación en la práctica de la medicina de familia en el contexto de una práctica centrada en la persona y por tanto considerando el valor de los valores del propio paciente.
7 comentaris:
Entonces, ¿no es posible pedir recetas en la SS que fueron emitidas en principio por el médico privado? Si uno paga la SS ¿por qué no tendría derecho a este servicio? Saludos
Existe la libertad (autonomía) de prescripción. Al igual que dentro de las prestaciones del Sistema Nacional de Salud (las que "se pagan" por impuestos) no se incluyen pruebas por interés de terceros ni tratamientos no eficaces o mejores. Es decir, el médico de la sanidad pública recetará lo que considere adecuado, dado que es además responsable de lo que prescribe. El interés del paciente es, en muchas ocasiones, meramente económico: desea que el medicamento le cueste menos.
Aaron, Lo adecuado es que, previo a obtener de la farmacia el medicamento, se consulte con el médico si ese fármaco es adecuado y si puede asumir su prescripción.
Muy oportunos los textos enlazados.
Es un caso muy real el que vive Manuel y que nos seguimos encontrando en la consulta.
Destacar otro principio el de beneficiencia (actuar en beneficio del paciente). Juan padece Diabetes Mellitus, Manuel le prescribe un tratamiento recomendado por las guías clínicas, consigue un control óptimo de su enfermedad y que no le causa efectos secundarios.
Considero que el paciente tiene la autonomia para consultar otros médicos y estoy totalmente de acuerdo con el comentario anterior que antes de sacar la prescripción en la farmacia el paciente(Juan) consulte con su médico y éste le pueda dar las explicaciones oportunas.
Muy formativo el caso.
ya esta bien de pensar ¨pobrecito paciente que esta enfermo¨. El individuo ese simplemente quiere un ahorro económico y beneficiarse del sistema de receta electrónica para no tener que acudir a ese médico prvado para que le haga 6 recetas (luego querrá las analíticas públicas porque le piden 75 euros en la privada). Si uno elige un médico privado tendrá que asumir los gastos colaterales que comporta. Yo no soy el secretario de un médico privado. Si el paciente no confia en su médico, ya sabe dobnde está la puerta (y los gastos, y los gastos)
Aquesta és una situació que ve de lluny, es donava abans de la reforma de la sanitat, ara durant la reforma i potser en el futur, mentre hi hagi finançament dels fàrmacs. Dependrà de les habilitats del metge de capçalera, el qual ha de lluitar contra el sentiment de l'orgull professional ferit i l'adequació objectiva del nou tractament, la solució de la situació. Em sembla més complex professionalment, resoldre la inducció de fàrmacs per part de l'especialista del mateix sistema de salut i que directament s'atribueix al metge de capçalera.
Es una situación que genera incomodidad y conflictos al paciente (convencido de que la medicación debería estar subvencionada en todos los casos), al médico de familia (unas veces capacitado para contrastar la opinión del especialista, y otras no tanto) y al especialista (que puede encontrar frustrante que el paciente no pueda seguir las recomendaciones).
No seria mejor crear una norma, ya sea consensuada o no ?.
Que yo sepa la norma ya existe: explícitamente prohíbe la realización de recetas con la prescripción de un médico de fuera del sistema público. En cualquier caso nadie te obliga à firmar ninguna receta que tú no quieras hacer, ni la del especialista del hospital. Cuántas veces viene de la urgencia con prescripciones que no se pueden asumir... reintegro de gastos. Yo siempre explico à mis pacientes que ellos tienen libertad de acudir al médico que quieran pero que yo tengo prohibido hacer esas recetas y que sólo las hago si yo estoy de acuerdo con el tratamiento y lo asumo , con mi firma, como si fuera mio. Tengo asumido que la relación con mis pacientes no incluye fidelidad ni exclusividad y no me siento atacada ni despreciada si consultan à otro.
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